
RUANDA: 20 AÑOS SIN VENCEDORES NI VENCIDOS
A primera vista
Veinte años después del genocidio, Ruanda parece otro país, aunque son muchos los expertos, periodistas y responsables de ONGs que defienden que, en realidad, no lo es. Bajo la falsa idea de la reconciliación, el Estado, liderado por Paul Kagame desde que tuvieron lugar las primeras elecciones presidenciales en 2003, ha llevado a cabo políticas destinadas a hacer de la etnia un mero elemento en la vida privada de cada ruandés. Los documentos de identidad que en otro tiempo incluían la etnia entre sus datos, obvian hoy una información que hace dos décadas llevó a la muerte a 800.000 personas.
Ruanda cuenta con una población de 12 millones de habitantes (julio de 2013) cuya esperanza de vida al nacer es de 59 años y donde el crecimiento anual porcentual del del PIB se situó en los 6,5 puntos en el año 2013 (frente a los 8,2 de 2011 y los 8 de 2012). Por porcentajes, el sector agrario representa el 32,1% del PIB mientras que la industria es el 15% y el sector servicios el 52,8%.
La agricultura representa el 32,1% del PIB de Ruanda. National Geographic
Según explicó en un programa emitido en Cadena SER el periodista Jon Sistiaga, que viajó al país africano este año para realizar el documental “Cómo organizar un genocidio”, Ruanda es hoy un país “muy diferente, muy ordenado, donde el tráfico funciona, donde no hay suciedad, donde la gente sale a limpiar las calles”. Para el periodista, el hecho de que Ruanda se haya transformado de esta manera sólo es atribuible a un gobierno “ciertamente autoritario”, dado el escaso tiempo que ha transcurrido desde que el país dejara atrás las atrocidades del genocidio.
Algunos de los datos facilitados por Unicef, como la tasa de alfabetización media en adultos, que se sitúa en el 65,9% (entre 2008 y 2012) y la tasa neta de matriculación en la enseñanza primaria, del 98,7% en el mismo periodo, son indicadores de que la situación sí ha cambiado y de que, de una u otra forma, el país se está reinventando a si mismo.

